Hay parejas que no quieren renunciar a la belleza y emoción que provoca la música en directo durante la ceremonia de una boda, pero que sin embargo, cuentan con un presupuesto ajustado, o tienen otras prioridades a las que dedicar un mayor gasto a la hora de organizar su boda. En este post analizaremos las posibilidades más baratas de música en directo para una boda y veremos sus diferentes características.
En anteriores ocasiones hemos hablado de las distintas formaciones de instrumentos para una boda, hoy vamos a centrarnos en las tres más básicas; un instrumento o solista, dos instrumentos o dúo y tres instrumentos, trío.
Un sólo instrumento: El solista.
Aunque hay músicos que ofrecen ir ellos solos a tocar a una ceremonia de matrimonio, bien sea una boda civil o una boda religiosa y es completamente lícito que lo hagan, nosotros no recomendamos esta opción. ¿Por qué? Vamos a ponernos en situación.
Una ceremonia religiosa viene a durar, entre la entrada de los invitados a la iglesia, que es el primer momento en que la música va a sonar y la salida nupcial, aproximadamente una hora. Y una ceremonia civil, si contamos con una estructura con lecturas, consentimiento y firma de testigos, puede durar unos cuarenta y cinco minutos.
Más o menos, en ambas ceremonias hay lugar para tocar unas dieciséis canciones. Imaginad que en todas esas canciones sólo interviniese únicamente el mismo instrumento. Es posible que las tres primeras piezas os suenen a gloria, pero a medida que fuera avanzando la ceremonia se convertiría en un sonido, un timbre muy repetitivo y perdería la belleza y emoción que es la esencia de la música en directo en una boda. Algo que habéis contratado con ilusión se convertiría en algo repetitivo y aburrido, al menos esa es nuestra experiencia. Para que os hagáis una idea, imaginad que en banquete de la boda, sirvieseis de comida una crema, de segundo la misma crema y de nuevo, de postre, otra vez crema. Pues ese resultado es el que nosotros creemos que produce un sólo instrumento tocando en una boda.
Si no tenéis presupuesto para más, creemos que es mejor optar por contratar un DJ y poner música de CD, será un dinero, según nuestra opinión mejor invertido.
Tan sólo hay una casuística en la que la contratación de un solista tiene sentido, y es que si en la iglesia os ofreciesen un organista incluido en la ceremonia, podríais contratar un o una cantante que interpreta alguna canción vocal en algún momento puntual e importante de la ceremonia. Pero es que en este caso tendríais dos instrumentos, el órgano y el cantante, y con esta pequeña variedad, la música puede funcionar y aportar riqueza y diversidad a la boda.
Dos instrumentos, un dúo.
Esta ya es una formación aceptable. Es cierto que es una formación muy básica, pero si se trata de una boda con pocos invitados, o no queréis destinar mucho dinero en este apartado es una opción que puede funcionar. Dúos hay muchos y de diferentes tipos, un consejo que os damos es que tratéis en la medida de lo posible y de vuestros gustos, en optar por un dúo que tenga dos timbres distintos, que no pertenezcan a la misma familia.
Imaginad de nuevo el banquete de la boda en el que el primer plato pongáis una crema de langosta, de segundo una ensalada fresca con langosta y como plato principal, langosta. La langosta es un manjar, pero si es el único ingrediente, aunque se sirva de diferentes maneras puede resultar repetitivo. Aunque es un ejemplo un poco exagerado, algo parecido puede suceder en la música de la ceremonia de una boda. No se trata de un concierto, hay momentos muy diferentes: momentos solemnes, momentos, románticos, momentos alegres y otros más recogidos… Si optamos por ejemplo por un dúo de violín y violonchelo todo será cuerda. Es un dúo precioso y muy elegante, nosotros lo hemos utilizado mil veces en bodas, pero tiene un punto melancólico. Si cambiáis el violín por una flauta por ejemplo, tendréis la belleza y elegancia del violín sumada a la frescura y alegría de la flauta y todos las emociones de una boda traducidas en música quedarán cubiertas.
Pero OJO, la variedad instrumental es tan sólo un consejo, ya que esto es una cuestión de gustos, si a vosotros os gusta el dúo de violín y violonchelo del que hablábamos antes, no lo dudéis, contratad ese dúo que es maravilloso y lo importante es que vosotros estéis contentos con la música de vuestra boda.
Tres instrumentos, un trío.
Esta es una formación ya muy digna para abordar la música de una boda religiosa o de una boda civil. Podéis combinar dos instrumentos de cuerda con uno de viento, o dos instrumentos más un cantante… es ya una formación que sin ser muy muy espectacular, puede abarcar un amplio repertorio y lograr una sonoridad muy rica sin que nuestro presupuesto se dispare.
Algunos tríos que funcionan muy bien son:
- Trío de violonchelo, piano y violín.
- Trío de violonchelo, flauta y violín.
- Trío de violonchelo, flauta y tenor o soprano…
y muchos otros. Nuestro más valioso consejo y nunca nos cansaremos de repetirlo, es que siempre escuchéis en directo la formación que a vosotros más os guste antes de contratarla y que podáis sentaros con los músicos y ver cómo prepararán vuestra ceremonia en cada paso. De nada servirá si son unos músico excelentes pero no tienen los conocimientos de organizar todos los elementos de la música para una boda, muy distintos a los de un concierto.