En los últimos años de la música instrumental italiana barroca y dentro del ambiente de amistosa rivalidad reinante entre las naciones más musicales de Europa, es donde podemos encontrar el nacimiento del clasicismo, una de las etapas más trascendentes y productivas de la historia de la música occidental. Del norte de Italia surgió con fuerza a finales del siglo XVII un nuevo estilo musical que encontró rápidamente respuesta en las grandes cortes alemanas y en la sociedad burguesa de las grandes ciudades europeas.Escena juegos, Italia s. XVIII

  Más que las innovaciones musicales, el principal motor de este nuevo estilo fue el cambio social que se produjo a lo largo del s. XVIII. El debilitamiento paulatino de las antiguas monarquías en favor de la burguesía ilustrada, el surgimiento de una sociedad más estable basada en el nuevo pensamiento racional, su carácter unificador y universal que culminaría con la Revolución Industrial y Francesa de finales de siglo, hicieron que esta nueva música ganase rápidamente adeptos tanto entre los propios músicos, como entre aficionados y público en general. La ópera siguió siendo el espectáculo preferido y su hegemonía permanecería hasta finales del s. XIX, sin embargo, gracias fundamentalmente al mecenazgo de la nueva burguesía, la música puramente instrumental fue lentamente adquiriendo un lugar en los gustos musicales de los europeos. A mediados del siglo XVIII ya se había abandonado la iglesia como centro de actividad y la cultura musical se trasladó a las salas de conciertos, inundadas éstas por un ansia de encontrar una expresión más espontánea y natural dentro de un ambiente sincero y cordial.

  En cuanto a lo musical, la concepción barroca del concierto grosso fue desapareciendo gradualmente y el nuevo estilo encontró una expresión más placentera en la supremacía de la melodía, quien se convirtió en principal protagonista. Las formas y estructuras compositivas fueron a su vez adquiriendo simultáneamente mayor estabilidad y definición y se fue abandonando poco a poco la enrevesada y compleja textura contrapuntística del período barroco anterior, por otra en donde primaran la claridad, la sencillez y el discurso fluido de una música más inteligible. Esta nueva música se convirtió en vehículo del deleite y disfrute de un público económicamente acomodado, deseoso de nuevas y frescas experiencias musicales.

  Sin embargo, siglos más tarde, esta transición de un estilo a otro no se nos presenta tan visible y clara como su resultado musical, sino que este importante cambio de estilo y estética se sucedió de manera acompasada. Desde finales del siglo XVII hasta finales del XVIII se sucedieron y convivieron corrientes musicales diferentes tales como el Style Galant, el Empfindsamer Stil o estilo de la sensibilidad y las novedades de la escuela de Mannheim, que dotaron de mayor ligereza a la música haciéndola más sencilla y accesible, a la vez que se buscaba y experimentaba con novedosos recursos dinámicos, armónicos y orquestales que enriquecieran cada nueva composición. Los compositores fueron adoptando las características del nuevo estilo en sus obras según el avance de la moda y preferencias musicales.

Sin duda alguna, la culminación del clasicismo está representada en la figura de Wolfgang Amadeus Mozart. Se suelen presentar dos imágenes diferentes del genial compositor vienés. En primer lugar, el niño prodigio exhibido y aclamado en las principales ciudades de Europa y, por otra parte, el genial compositor que logró llevar el clasicismo a sus cumbres más altas. Ambas representaciones de Mozart son válidas, pero al igual que hubo un proceso de cambio entre el barroco y el clasicismo, entre el niño prodigio y el genio musical existe una transición.

  El lenguaje de Mozart, herencia de compositores como Carl Ph. E. Bach, Johann y Karl Stamitz, los hermanos Sammartini, etc, siempre fue clásico. Aún en plena infancia Mozart comenzó a sentir la necesidad de abandonar el exhibicionismo al que su padre le sometió desde muy pequeño y de ese sentimiento surgieron las primeras composiciones entre las que se encuentra, entre otras, la sinfonía en si bemol mayor. Aunque hay estudios que la atribuyen al padre de Mozart, Leopold, esta obra, a modo de overtura italiana, fechada cuando el pequeño compositor tan sólo tenía nueve años, es un claro ejemplo de los inicios del gran clasicismo. En el segundo movimiento, uno de los dos Mozart -bien el padre, bien el hijo- introdujo los instrumentos de viento cuando la costumbre de la época era reservar este movimiento exclusivamente a las cuerdas, y el último movimiento ya está impregnado de cierto espíritu dramaturgo. Tal es así que veinte años más tarde, Wolfgang retomaría el tema de este tercer movimiento en su ópera Las Bodas de Fígaro al final del segundo acto, Signori, di fuori son già y suonatori.

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  • Entrada clasicismo ,New Grove Dictionary of Music and Musicians.
  • Entrada Mozart, Wolfgang Amadeus, New Grove Dictionary of Music and Musicians.
  • Entrada clasicismo, Dizionario Enciclopedico della Musica e dei Musicisti.
  • La época de Mozart y Beethoven. Pestelli, Giorgio. Ed Turner.
  • Wikipedia.

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