Una de las dudas más habituales de las parejas que contactan con nosotros para organizar la música de su boda es si la música que van a contratar altera de algún modo la duración de la ceremonia, en concreto, si la música alargará el tiempo de la boda.

Es una duda razonable, la celebración de una boda tiene diferentes partes; la ceremonia, el coctel, el banquete, el baile… y todo tiene que estar bien organizado y estructurado, así que es lógico que los novios estén preocupados de la duración de la ceremonia ya que, si ésta se retrasa, retrasará todo lo que está preparado para ese día.

1.- ¿La música alarga la ceremonia?

Lo primero y para dejarlo bien claro desde el principio, la música NO tiene por qué alargar ni un minuto la ceremonia, salvo que sea deseo expreso de los novios y no tiene que ver la duración de la música si la boda es religiosa o civil.

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Los músicos deben tener en cuenta que ese día no están dando un concierto sino acompañando con música un evento con momentos y partes muy distintas y de distinta duración. Es habitual que músicos que forman un grupo para bodas, pero que no cuentan con la suficiente experiencia en bodas, o que no tienen un gran conocimiento del protocolo a seguir, se empeñen en tocar completas todas las piezas elegidas para la ceremonia, o no ser flexibles en cuanto a qué piezas o partes de las mismas interpretar.

¿Tiene sentido que, por ejemplo en una boda religiosa, durante el momento de la paz que dura menos de un minuto se inserte una pieza que dure tres, cuatro o cinco minutos? Imaginad el escenario: acabáis de daros la paz y todo el mundo espera de pié, incluido el sacerdote, que los músicos terminen una pieza, que puede ser preciosa, pero que en ese momento puede hacerse eterna.

2.- La elección del repertorio.

Evidentemente la elección de cada pieza es importante para cada momento de la ceremonia, no dura lo mismo el consentimiento en una boda, que la firma de los testigos o las lecturas, pero es trabajo de los músicos que van a tocar ese día, adaptar las canciones elegidas por los futuros esposos a cada momento de la ceremonia.

Hay momentos en los que la ceremonia permite que se toquen las piezas de manera completa: la entrada de invitados, el ofertorio en una ceremonia religiosa, o la firma de los testigos, por ejemplo. Pero otros momentos como la entrada de los novios, las lecturas o el consentimiento tienen una duración breve o distinta y es necesario adaptar la música a la duración de estos momentos.

Ojo, no es tarea fácil ni sencilla, ya que en muchos momentos los músicos tienen que tener capacidad de improvisación y reflejos. No siempre las fórmulas del sacerdote o el oficiante duran lo mismo, y no hay que olvidar que una ceremonia de boda es un evento en directo. Los músicos deben estar muy atentos y concentrados a cada momento de la boda para prolongar la música en unos casos, o terminarla en otros según lo demande el desarrollo de la ceremonia.

3.- Los músicos.

Los músicos que contratéis tienen que tener claro que ese no es su día, sino el día de los futuros esposos, son ellos los importantes y la música debe acoplarse a la ceremonia y no al revés. La música debe ser parte fundamental de la boda porque así lo han deseado la pareja que los contrata, pero el protagonismo fundamental lo tienen los novios y sus invitados.

Plantead estas inquietudes, si es que las tenéis, a los músicos que vayáis a contratar y no dejéis de indicarles que es vuestro deseo que la música sea preciosa, emotiva y cálida pero que se acople a la boda de una manera equilibrada.