En nuestra línea de post sobre música para bodas en diferentes iglesias de Madrid, hoy vamos a abordar la magnífica iglesia de la Santa Cruz, en la calle Atocha número 6 de Madrid.
Es grande la devoción que los madrileños sienten por esta iglesia y su Cristo, y son muchas las parejas que escogen este templo para celebrar su matrimonio por su tradición, su historia y belleza.
Es un edificio de grandes dimensiones y con ciertas peculiaridades con las que hay que contar a la hora de estructurar y preparar la música de una boda.
Este templo se encuentra edificado sobre el antiguo convento de Santo Tomás de Aquino, bajo la orden dominica. En 1662 este convento sufrió un gran incendio y tras varias fases, la iglesia, tal y como la conocemos hoy en día comienza a edificarse en 1889 terminándose en 1902. Es un edificio de estilo neogótico de gran altura construido en ladrillo y piedra.
Qué tener en cuenta a la hora de organizar la música en esta iglesia.
1.- Formación de músicos.
Es una iglesia de grandes dimensiones, no llega a tener las dimensiones de una catedral pero es un edificio con techos muy altos y una nave con mucha profundidad. Esto quiere decir que una formación pequeña de músicos (un dúo o un trío) quizás no sea suficiente para llenar de música todo ese espacio.
Nosotros os recomendamos que escojáis una formación a partir de cuarteto. ¿Con dos o tres instrumentos quedará mal? Tampoco es eso, pero ya sabéis que si hablamos de música en directo, nosotros buscamos la excelencia; es un consejo, no una obligación.
2.- Situación de los músicos en la iglesia.
Aunque la iglesia cuenta con un precioso y enorme coro en su segunda planta. La parroquia suele indicar a los músicos que se coloquen abajo a la derecha si miramos de frente al altar. El coro, se usa para ocasiones muy muy especiales y no lo suelen abrir.

Iglesia de la Santa Cruz. Calle Atocha, Madrid
En la sacristía cuentan con unas sillas de terciopelo rojo muy elegantes y cómodas que harán que los músicos estén como en casa. Esto es importante para que os hagáis una idea del cuadro que formaréis novios y padrinos, junto con los músicos a la derecha.
Como ya hemos dicho en anteriores ocasiones, el lugar ideal de los músicos es el coro, pero está iglesia tiene una acústica tan maravillosa que ni notaréis la diferencia. Aún nos asombra el eco y reverberación que tiene, que incluso pasados unos segundos, el sonido se prolonga hasta el último rincón.
Repertorio musical permitido.
Si habéis asistido a alguna de nuestras audiciones gratuitas para parejas ya sabréis que la última palabra sobre el repertorio la tiene el sacerdote que va a oficiar vuestra ceremonia. Es él quien tiene que dar el visto bueno final y dar el permiso o no a la hora de tocar en directo versiones de canciones o música de bandas sonoras.
Pero sin quereros meteros mucho miedo, en general con los sacerdotes de esta iglesia con los que hemos coincidido han sido bastante permisivos y flexibles. Eso sí, debido a la tradición e importancia de este templo, os aconsejamos que la música más moderna suene al principio y al final de la ceremonia, dejando durante la liturgia música clásica y religiosa. No tengáis miedo a que suene música clásica, descubriréis que en este templo y recogidos en la belleza de este lugar, la atmósfera que se crea con la música es de una belleza sobrecogedora.
Una anécdota final.
Algo que nos llama mucho la atención cada vez que vamos a tocar a esta iglesia es que, abajo a la derecha según se mira al altar, es decir, justo al lado de donde se colocan los músicos durante la boda, hay un carillón; un reloj de pared que a las en punto y a las y media da la hora haciendo sonar una pequeña melodía.
Resulta muy curioso estar tocando la música elegida por los novios para ese día y que el carillón, de repente, nos acompañe a todos. Estamos seguros que a los novios también les llama la atención que suene el reloj, por ejemplo durante su consentimiento, ya que a menudo les sorprendemos con una sonrisa en los labios con la mirada puesta en él.
Un pequeño detalle más de esta iglesia que os hará sentir como en casa a la hora de contraer matrimonio.