La música y los afectos han estado siempre unidos, pero particularmente durante los siglos XVI y XVII numerosos músicos y teóricos investigaron la relación entre la música, los instrumentos y sus efectos sobre los afectos y el alma. En este post analizaremos los principales elementos de esta relación.
Oratoria y música
Los clásicos observaron muchos paralelismos entre la oratoria y la música, figuras mitológicas como Orfeo demostraban el poder de la música o se le otorgaban a la música poderes legendarios de curación; por ejemplo la tarantela, danza musical italiana, supuestamente curaba la picadura de la tarántula.
Músicos del siglo XVIII como Saint Lambert o Mattheson pensaban que la música tenía más poder de expresión que las palabras incluso más que la retórica hablada, puesto que la música posee el beneficio de muchas más variaciones en la armonía y los tonos.
La correspondencia entre la música y la oratoria se convierte por tanto en una magnifica metáfora desde el siglo XVI en adelante y tanto escritores como músicos reconocen los roles del otro en el proceso de creación e interpretación.
El público
Los oradores clásicos creían que era necesario un gran público para alentar su expresión. La predisposición del oyente también puede contribuir al éxito o al fracaso de la actuación.
Para cautivar a los oyentes, el intérprete necesita ser capaz de mantener su atención. Para evitar engañarse a sí mismo en lo concerniente al efecto que realiza, el intérprete debería imaginarse continuamente en el lugar del público y así evitar un programa excesivamente largo.
Los instrumentos
Durante los siglos XVI y XVII los instrumentos de la corte inglesa se dividían en haut y bas (fuerte y suave). Los instrumentos fuertes podían fácilmente ahogar el barullo de la conversación y del comer mientras que las bandas de violín tocaban durante la cena y el baile.
Los príncipes y cortesanos preferían instrumentos de cuerda a los de viento, ya que estos distorsionaban la cara y bloqueaban la boca y posteriormente impedían el habla. Además, el descrédito de los instrumentos de viento se basaba en el mito de Apolo y Marsyas. En cuanto a los instrumentos con trastes como el laúd o la viola eran preferidos a los de la familia del violín, tocados por sirvientes para el baile en el siglo XVI.
El repertorio asociado con estas dos familias de instrumentos reflejaba sus caracteres: música de baile para el violín, música de contrapunto más seria, para la música de consorts.
Los instrumentos como el violín y la flauta no fueron aceptados por los señores hasta finales del XVII.
Afecto
La comunicación de los sentimientos o emociones conocida desde el siglo XVI al XVIII como las pasiones debería ser un objetivo prioritario del intérprete. El sentido del oído está conectado a la respuesta emocional.
El compositor coloca en la música mensajes emocionales que deberían ser reconocidos y expresados al oyente por el intérprete. Éste debería, al menos, dar la impresión de que está en afinidad con la pasión principal de la pieza. Ser conmocionado a uno mismo es fundamental para emocionar a los demás.
Herramientas de afecto
- Tesitura: la posición relativa de la voz en su registro natural es una herramienta de afecto. Monteverdi identificó las principales pasiones con los registros de la voz.
- Afecto de la clave: La tonalidad o modalidad
- Intervalos y armonía: Los intervalos, su tamaño y dirección pueden realzar las emociones.
- Afecto del tiempo: Las indicaciones de la palabra tempo suelen implicar un afecto particular. El ritmo juega un gran papel en el excitar o calmar la tensión emocional.
Elección instrumental para el afecto decoroso
Siguiendo el principio del decoro, los instrumentos musicales llevan consigo sus propios mensajes retóricos. Y por tanto se utilizan en las localizaciones adecuadas de acuerdo a su función. Da información de donde y cuando situar cada instrumento.
Manipular y ajustar continuamente la instrumentación para adecuarla a un grupo de músicos debilita el impacto del mensaje musical, aunque puede ser aceptable para los conciertos modernos.
Asiento para el afecto
La elección de la colocación de los músicos puede ayudar al público moderno a disfrutar de la música. Dependiendo del género musical que se vaya a tocar, se adecuará la situación de los músicos. Esto forma parte del principio del decoro.
Mimesis y dibujo de palabras
“Pintar las palabras con el material musical”
El objetivo más noble de la música era la imitación de la emociones con o sin palabras. Fue cambiando a medida que cambiaba el gusto estético de la época. Pero a pesar de las críticas, los recursos ilustrativos se emplearon libremente en la música del Renacimiento y del Barroco para llevar el texto a la vida.
El poder de la música es su capacidad de “deleitar al alma y al oído”. Deléitales y les ganarás, cánsales y les perderás para siempre.